La foto es de una entrevista reciente del periodista Joaquín Azpar para la 7RM, la televisión autonómica murciana, y en la que repasamos la actualidad política y económica regional que os resumo en este post
Lejos de la visión sesgada e interesada de la realidad que pretenden ofrecer otros, en el PSOE tenemos ideas, y estamos dispuestos a compartir los costes sociales derivados de las reformas necesarias para cambiar el modelo de crecimiento.
Ya que se que es mucho más popular poner el grito en el cielo por el anuncio del Gobierno central de subir impuestos. Subida, por cierto, limitada, temporal, moderada, orientada a gravar las rentas más altas y respetuosa con la actividad de las empresas y con los ingresos por trabajo, como ha asegurado el propio presidente Zapatero.
A costa del desgaste político que pretende el PP, yo lo tengo absolutamente claro: la mayor preocupación de cualquier Gobierno en estos momentos debe ser la de ayudar a los que menos tienen, a quienes han perdido su empleo y a las pequeñas empresas. Este es un momento complicado que requiere que los gobernantes tomen decisiones valientes, digan la verdad y den la cara ante aquellos a quienes se deben, ante la ciudadanía. Y la prioridad de los socialistas, mal que le pese al PP, es la de proteger a quienes más lo necesitan, que, en estos momentos, son quienes han perdido su puesto de trabajo o se han visto obligados a cerrar su empresa.
Resulta también un posicionamiento ciertamente hipócrita -y un tanto irresponsable- cuando quien critica, en este caso Valcárcel, preside una Comunidad Autónoma que recibe el 50 por ciento del dinero de los impuestos que recauda el Estado. A mayor recaudación, mayores aportaciones para nuestra Región, más recursos para atender a aquellos de nuestros conciudadanos que ahora necesitan de la solidaridad y de la cohesión social. Si ellos fueran realmente lo prioritario para Valcárcel, él se sentiría satisfecho con el anuncio de esta medida… Pero su preferencia son otros. Son los suyos. Son los de siempre.
En cualquier caso ¿Cuál es la alternativa del PP? ¿La que ya sufrimos quienes habitamos en las comunidades autónomas que ellos gobiernan? ¿La que padecemos en nuestra Región? Una Región que ha perdido 15 ó 20 años en su modernización, que está a la cabeza del paro de España y de Europa; que se encuentra en el furgón de cola del desarrollo económico, social, cultural, medioambiental…
Por eso necesitamos, más que en ningún otro sitio, una estrategia conjunta para cambiar el modelo de crecimiento. Bajo los parámetros de la calidad, hay que hacer reformas en empleo, en turismo, en economía, en ordenación del territorio, en educación… e incluso en la propia Administración regional, para que deje de ser ese monstruo costosísimo, repleto de entes, fundaciones y consorcios que sólo han servido para colocar a altos cargos y militantes del PP y despilfarrar dinero público, dinero de todos los murcianos, en beneficio única y exclusivamente del presidente y de sus amigos de partido.
Vivimos en una economía globalizada, por eso lo que hagamos tiene que ser de calidad para competir en el mundo. No quiero pecar de optimista, quiero transmitir un mensaje de ilusión y de confianza en nuestras propias capacidades, incluso, o por eso más, en un momento crítico: si arrimamos el hombro, vamos a salir pronto y bien de la crisis, y para mucho tiempo… Pero hay que querer. ¡Nosotros sí queremos!
Ya que se que es mucho más popular poner el grito en el cielo por el anuncio del Gobierno central de subir impuestos. Subida, por cierto, limitada, temporal, moderada, orientada a gravar las rentas más altas y respetuosa con la actividad de las empresas y con los ingresos por trabajo, como ha asegurado el propio presidente Zapatero.
A costa del desgaste político que pretende el PP, yo lo tengo absolutamente claro: la mayor preocupación de cualquier Gobierno en estos momentos debe ser la de ayudar a los que menos tienen, a quienes han perdido su empleo y a las pequeñas empresas. Este es un momento complicado que requiere que los gobernantes tomen decisiones valientes, digan la verdad y den la cara ante aquellos a quienes se deben, ante la ciudadanía. Y la prioridad de los socialistas, mal que le pese al PP, es la de proteger a quienes más lo necesitan, que, en estos momentos, son quienes han perdido su puesto de trabajo o se han visto obligados a cerrar su empresa.
Resulta también un posicionamiento ciertamente hipócrita -y un tanto irresponsable- cuando quien critica, en este caso Valcárcel, preside una Comunidad Autónoma que recibe el 50 por ciento del dinero de los impuestos que recauda el Estado. A mayor recaudación, mayores aportaciones para nuestra Región, más recursos para atender a aquellos de nuestros conciudadanos que ahora necesitan de la solidaridad y de la cohesión social. Si ellos fueran realmente lo prioritario para Valcárcel, él se sentiría satisfecho con el anuncio de esta medida… Pero su preferencia son otros. Son los suyos. Son los de siempre.
En cualquier caso ¿Cuál es la alternativa del PP? ¿La que ya sufrimos quienes habitamos en las comunidades autónomas que ellos gobiernan? ¿La que padecemos en nuestra Región? Una Región que ha perdido 15 ó 20 años en su modernización, que está a la cabeza del paro de España y de Europa; que se encuentra en el furgón de cola del desarrollo económico, social, cultural, medioambiental…
Por eso necesitamos, más que en ningún otro sitio, una estrategia conjunta para cambiar el modelo de crecimiento. Bajo los parámetros de la calidad, hay que hacer reformas en empleo, en turismo, en economía, en ordenación del territorio, en educación… e incluso en la propia Administración regional, para que deje de ser ese monstruo costosísimo, repleto de entes, fundaciones y consorcios que sólo han servido para colocar a altos cargos y militantes del PP y despilfarrar dinero público, dinero de todos los murcianos, en beneficio única y exclusivamente del presidente y de sus amigos de partido.
Vivimos en una economía globalizada, por eso lo que hagamos tiene que ser de calidad para competir en el mundo. No quiero pecar de optimista, quiero transmitir un mensaje de ilusión y de confianza en nuestras propias capacidades, incluso, o por eso más, en un momento crítico: si arrimamos el hombro, vamos a salir pronto y bien de la crisis, y para mucho tiempo… Pero hay que querer. ¡Nosotros sí queremos!
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