01 julio 2012

¿ Por qué ahora no a la subida del IVA?




A través de los medios de comunicación hemos conocido que el Gobierno,  y éste no lo ha desmentido, se está planteando una subida del IVA; en concreto, estudia  elevar el IVA de bienes y servicios, que ahora están gravados con tipos reducidos (8%) o superreducidos (4%),  y que puede afectar al 60% de la cesta de la compra, así como la eliminación de la deducción a la compra de vivienda. En definitiva, una enmienda a la totalidad a la política impositiva del PP, de Rajoy y de Montoro. Es más, hay que recordar que  la política económica del PP en los años de oposición se sustentaba  en una  narración muy simple: había que bajar los impuestos, de este modo se reactivaría la actividad económica y de esa forma se incrementaría la recaudación. ¡Han hecho todo lo contrario!
La línea argumental del PSOE se critica con la única tesis de que nosotros también lo hicimos. Por eso que lo hicimos consideramos que en buena medida ese esfuerzo ya está hecho y no toca otra vez tan pronto. No vamos a recoger firmas contra la subida como hizo la señora Aguirre en 2010 ni apelar a la insumisión fiscal, porque no somos iguales. Por cierto, el Gobierno presidido por Rodríguez Zapatero subió  los tipos altos y dejó constante el superreducido, conscientes del impacto que éste tiene en la bolsa de la compra de los ciudadanos más golpeados por la crisis.
Hay dos  grandes razones por las  que ahora no se debe subir el IVA: en primer lugar, el IVA tiene problemas de progresividad que se intentan solucionar justamente con la existencia de varios tipos. Subir sólo los bajos es la más regresiva de las propuestas y reducir los bienes que se beneficia de ellas es la siguiente. Por tanto,  la forma más regresiva de subir el IVA, es pasar productos de un tipo bajo a un tipo alto, porque el IVA entonces no sube para los que ya compraban productos al 18%, y  sube tanto más cuanto más parte del gasto de un ciudadano hace en productos a tipos bajos, es decir, cuanto más pobre sea.
En segundo lugar, el entorno del PP se ha lanzado a pregonar que España tiene uno de los niveles de recaudación por IVA más bajos de la UE, un 5,5% del PIB en 2010 frente al 7% de la UE. Esto es cierto, pero conviene mirar los datos con más perspectiva. Por ejemplo, ese año la recaudación en España medida así subió 1,4 puntos (desde el 4,1), con mucha diferencia el país donde más, casi el doble que la siguiente (Grecia, 0,8) y a mucha diferencia de los 0,3 puntos de subida de media europea. 
Si miramos directamente los datos de recaudación, y añadimos una perspectiva temporal mayor, la recaudación por IVA cayó en España entre 2006 y 2009 un 33,2% frente a la caída del 3,4% en el conjunto de la Unión: la mayor caída y diez veces mayor que la media. Obviamente, eso no tuvo que ver con modificaciones de tipos, sino con una brutal caída de la base imponible, bien sea por mayor fraude o por menor actividad. Entre 2009 y 2011 la recaudación del IVA subió en España un 32,6 frente al 15,2 de la UE: de nuevo entre las mayores variaciones (en este caso nos superan Reino Unido y Rumanía) y más del doble de la media. Este buen desempeño de la recaudación del IVA tiene que ver con la subida aprobada en 2010, y también con un esfuerzo de control del fraude. Que tenemos que seguir aumentando la recaudación del IVA parece claro, pero conviene dosificar los esfuerzos. Acabamos de hacer un gran esfuerzo en este terreno y ahora tocaría centrarnos en la lucha contra el fraude, reorientar la política impositiva, en su conjunto, haciéndola más progresiva, sobre todo en estos momentos que la gran pagana de la crisis es la clase media y los más desfavorecidos,  y  no tocar  los tipos del impuesto de valor añadido hasta que el desempleo no se estabilice.
No debemos dejar de lado que  la subida del IVA, máxime tal y como se está diseñando, tiene una repercusión sobre el poder adquisitivo de los niveles de renta medios spañoles, precisamente  los que  tienen una alta propensión a consumir, deprimiendo el consumo y la demanda interna, lo que agravara  la crisis.
Y por último, se olvida frecuentemente los aumentos en la desigualdad de la renta que esta crisis está generando en las economías más prosperas, y sus efectos sociales y económicos; es por ello que el Gobierno tiene que dibujar y acordar con el conjunto de la sociedad española un reparto más justo de las cargas de esta crisis, y de las condiciones macroeconómicas que la Unión Europea va a exigir a España.

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