25 julio 2012

Recortes sin futuro






Ayer se debatió, y aprobó, en el Congreso los objetivos de estabilidad presupuestaria y de deuda pública para 2013-2015 y el límite de gasto no financiero de la administración central para 2013, el problema surge ante el hecho de que  si no hay  un cambio en la política económica, si seguimos teniendo una prima de riesgo alrededor de los 640 puntos básicos, cualquier ejercicio de consolidación fiscal termina siendo inútil porque al final los recortes y las subidas de impuestos se destinan a pagar el servicio de la deuda.

 Lo que está sucediendo ahora tiene que ver con errores, que ya hemos comentado, el más  clamoroso  es el de asumir que toda la deuda de todos los bancos españoles va a ser refinanciada con préstamos al Gobierno, de los que éste se hace responsable. Es ésta decisión, sin coste conocido, lo que no significa que no lo tenga, la que centra las dudas y nos sitúa en una prima de riesgo en torno a 300 puntos por encima de lo razonable. Como nuestra deuda pública total va camino del 80% del PIB, esto significa que el sobrecoste de su financiación va a situarse en 2,4 puntos del PIB, que es justamente la parte de déficit que los recortes quieren reducir. El aumento de la prima de riesgo no se traslada automáticamente al presupuesto, pero lo va haciendo conforme tenemos que acudir a financiar la deuda; y esto es cada vez más deprisa, porque el Gobierno acude a instrumentos de financiación cada vez más de corto plazo. Dicho de otra forma, mientras no atajemos de raíz las dudas que encarecen nuestra financiación, los mayores recortes sociales de nuestra democracia son inútiles porque el servicio de la deuda se los come, es sufrimiento para nada, sólo sacrificio sin futuro. Por eso da igual un escenario de consolidación que otro, como no se resuelva la mayor, es decir, el encarecimiento de la deuda, los esfuerzos de la consolidación acaban en los bolsillos  de los acreedores nacionales e internacionales, es verdad, que cada vez más nacionales.

Nosotros estamos de acuerdo con la estabilidad presupuestaria, estamos de acuerdo con la reducción del déficit público, pero en el marco de una política económica que nos de horizonte, que nos permita ganar el futuro.

Lo más triste del escenario de consolidación fiscal que nos propone el PP es más dolor sin sentido, más dolor que no conduce a salir de la crisis, sino a hundirnos más. Más dolor que lleva a más dolor, y a depresión no solo económica sino también emocional.


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