Muchos ciudadanos temíamos un
gobierno de derechas que desarrollara una ideología que reclama reducciones de
impuestos a las rentas más altas y de servicios públicos; pero la realidad ha
sido peor: el PP gobierna para la banca y otros intereses privados, de forma
que reduce los servicios públicos, pero sube los impuestos para pagar toda la
deuda bancaria. No sé si hay o no rescate, pero lo que si hay es rapto de
España: rapto de la voluntad de los españoles que votaron un programa y se
desarrolla otro, no porque cambie la información de la que se dispone, como
reconoce hasta el Ministro de Exteriores, en unas declaraciones a ‘El País’ fechadas en mayo de este año, cuando afirmó
que antes de ganar las elecciones “éramos plenamente conscientes de la
situación que íbamos a heredar” , sino porque cambian los intereses a los que
se sirve.
El verdadero problema de nuestro país es la deuda privada y
financiera que a finales de 2011 representaba el 300% del PIB, mientras
que la deuda pública era el 70%. La gestión del PP con relación al sistema
financiero español, estos últimos meses, ha hecho que los mercados descuenten
que una gran parte de la deuda financiera va a terminar consolidando con
la deuda pública. Y este es uno de los grandes problemas de la reforma
financiera del PP: no se despeja esa incógnita, más bien se profundiza en la
idea de la consolidación con la creación del Banco Malo. Ya que la pregunta
clave, a la que el Gobierno no ha querido contestar de una manera clara, es
cómo se va financiar el Banco Malo, independientemente de cómo quede la
participación pública en dicho banco,
muy probablemente se hará con endeudamiento avalado, eso sí, por el sector público. Para la reforma
financiera, y por tanto, también para el Banco Malo, el Real Decreto Ley contempla una modificación
de la Ley de Presupuestos Generales del Estado para este año, de manera, que el
límite de recursos ajenos que puede obtener el FROB se incrementa hasta los
120.000 millones de euros, y el Estado puede otorgar avales por 258.000
millones de euros. Sin embargo, los impedimentos y las dudas surgen cuando se trata de financiar el déficit de la sanidad y el de la educación.
Decía la Vicepresidenta que la reforma financiera no va a costar un euro a los contribuyentes. No es cierto, de entrada, ya les ha costado. Desde la intervención de Bankia la prima de riesgo ha subido 200 puntos elevando los costes financieros de la deuda pública, y ya se puede estimar que la factura de los intereses de la deuda puede incrementarse este año en 21.000 millones de euros.
De tal manera, esto es lo que tratan de ocultar Rajoy y el resto de dirigentes del PP, que los recortes y la subida de impuestos no son producto de la situación de las cuentas públicas sino de la abultada deuda financiera, de la gestión que ha realizado el Gobierno estos últimos meses y de las prioridades de dicho Gobierno.
Decía la Vicepresidenta que la reforma financiera no va a costar un euro a los contribuyentes. No es cierto, de entrada, ya les ha costado. Desde la intervención de Bankia la prima de riesgo ha subido 200 puntos elevando los costes financieros de la deuda pública, y ya se puede estimar que la factura de los intereses de la deuda puede incrementarse este año en 21.000 millones de euros.
De tal manera, esto es lo que tratan de ocultar Rajoy y el resto de dirigentes del PP, que los recortes y la subida de impuestos no son producto de la situación de las cuentas públicas sino de la abultada deuda financiera, de la gestión que ha realizado el Gobierno estos últimos meses y de las prioridades de dicho Gobierno.
Ni que decir tiene que hay que
realizar reformas importantes en el
conjunto de administraciones públicas,
con el objetivo de gastar mejor, destinando los recursos a potenciar el capital
humano, a la investigación, a financiar proyectos empresariales de
futuro, que permitan un crecimiento
económico mayor, pero, a la hora de abordar las decisiones de política
económica, el Gobierno debería, en primer lugar, contar la verdad y, en segundo
lugar, cambiar de prioridades.
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