02 abril 2014

La Región de Murcia está en una encrucijada



En el último  número de la revista Papeles de Economía Española titulado La Economía de las Regiones Españolas en la crisis, se incluye un conjunto de artículos de prestigiosos economistas que ponen negro sobre blanco la situación en la que han quedado las diferentes regiones a estas alturas de la crisis que se inició en 2007. El paisaje no puede ser más desolador para regiones como la nuestra.

Algunos ya habíamos señalado las consecuencias de la espiral especulativa de años atrás, pero es más triste y desgarrador comprobar que lo que preveíamos y mucho más es lo que ha terminado sucediendo. A día de hoy un amplio porcentaje de murcianos y murcianas forman parte de los españoles que peor lo han pasado en lo que llevamos de crisis.

La Región de Murcia es una de las más castigadas por la recesión, según la mencionada revista, ya sea por la caída acumulada del PIB, alrededor del 7%, los datos del INE lo elevan prácticamente al 10%; como por la disminución del empleo, un 21%; la tasa de paro casi se ha triplicado al pasar del 10% al 29%. Por supuesto que se ha producido un ajuste importante en el sector de la construcción y el inmobiliario, pero además llama la atención la disminución acumulada del índice de producción industrial de un 25% en cinco años; la población activa, más concretamente, los parados, están a la cola de los niveles educativos del conjunto del Estado. Además, la Región padece uno de los mayores retrocesos en el índice de desarrollo humano, construido a partir de indicadores relativos a la salud, la educación y el bienestar material. El mencionado retroceso se explica por la merma de la renta disponible de las familias y el crecimiento de la desigualdad.

Sin embargo, a tenor de lo que leemos todos los días en los medios de comunicación, parece, como si los dirigentes de nuestra Región, no hubieran aprendido de los errores del pasado. Los debates siguen girando en torno a grandes infraestructuras, grandes proyectos; los recursos que, según el Gobierno Regional, con casi toda probabilidad, vamos a obtener del nuevo modelo de financiación, dado que la Región de Murcia arrastra un problema de financiación que tiene su origen en las transferencias educativas y sanitarias que llevó a cabo el gobierno Aznar; o sobre los recortes interminables que se suceden unos detrás de otros para reducir el déficit de la administración regional. Pero la realidad es que no hay un debate sobre lo importante, la realidad es que la situación social y económica se deteriora y la realidad es que no hay un proyecto de medio y largo para la Región de Murcia que no sea pensar que los grandes proyectos nos van a sacar de la crisis, como en el pasado, y que seguir abaratando los salarios de manera permanente nos va hacer competitivos.

En un contexto de menor crecimiento en el mundo durante muchas décadas, de una mayor competencia de los países emergentes, de mayores desigualdades de la riqueza en el interior de los países desarrollados, con una deuda privada y pública que hay que devolver, con una mayor restricción financiera de la administración regional y una reforma de la financiación autonómica que no va a contar con más recursos, con ese panorama nuestra Región, en uno de los momentos más importantes de su historia, se encuentra en una verdadera encrucijada, de tal forma que el camino elegido puede ser seguir abaratando los salarios para ser más competitivos o apostar, de verdad, por una economía que incorpore mayor valor añadido y mayor conocimiento. Por cierto, las exportaciones murcianas autóctonas, excluyendo el efecto ampliación de la refinería de Repsol, son de 6.000 millones de euros y no de 9.200 como dice el PP de la Región de Murcia, por consiguiente, no es verdad que haya habido un cambio en el patrón de crecimiento de nuestra querida Región. 

Los dirigentes pueden apostar por seguir recortando a la espera que lleguen más recursos de un nuevo modelo de financiación autonómica o apostar por una nueva cultura de lo público y de la gestión del sector público regional; pueden seguir apostando por grandes proyectos o analizar las potencialidades, el efecto arrastre de cada uno de los sectores económicos. En definitiva, la elección está en más de lo mismo o en mirar hacia adelante. El dilema está entre viejas recetas o apostar por una regeneración de las instituciones y de las políticas. El dilema está entre seguir manteniendo privilegios privados y públicos o abrazar y premiar la cultura del esfuerzo y el trabajo bien hecho. De nosotros depende, la solución no va a venir de fuera. 

Ya sé que lo que propongo, ser más productivos, para tener una mayor calidad de vida, no da muchos titulares para que nuestros dirigentes saquen pecho, y que no permite un atajo al trabajo que tenemos por delante, pero la alternativa supone un estancamiento permanente y mayores niveles de desigualdad y la tarea es urgente,  ya hemos perdido demasiados años. 

Me duele como murciano la ausencia de un proyecto económico de futuro para nuestra Región porque eso es sencillamente  una ruina, pero ,  en realidad el  problema de fondo  es que no hay un proyecto de Región, y para colmo el partido político que gobierna la Región está más ocupado en cómo resolver sus cuitas internas que en lo mucho que está en juego.


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