El Instituto Nacional
de Estadística acaba de publicar los
datos relativos a la contabilidad regional de 2012. Esta información permite
analizar con detalle las consecuencias de la crisis en España y en sus Comunidades
Autónomas, y comparar con facilidad la evolución de la actividad económica entre 2008 y 2012 de las distintas regiones
españolas.
De los mencionados datos
podemos concluir, en primer lugar, que el Producto Interior Bruto (PIB) de la
Región de Murcia ha pasado de 29.100 millones de euros en 2008 a 26.600
millones de euros en 2012. Por lo tanto, durante la crisis, se ha reducido el
PIB en 2.500 millones de euros. Todo ello sin tener en cuenta la disminución
que se ha producido en 2013. Para hacernos mejor una idea de lo sucedido, esa
cantidad es comparable a la producción que proporciona toda la Comarca de
Lorca, esa es la cantidad que nos hemos dejado en la crisis.
Dos mil quinientos
millones de caída del PIB tienen su traducción diaria en el dolor y el
sufrimiento de miles de murcianos y murcianas que han perdido sus empleos y sus
empresas durante los años de la crisis, y es que 2.500 millones se notan. Hemos
perdido el 8,5% del PIB que teníamos en 2008, una merma de la riqueza regional
superior a la que se ha producido en el conjunto de España, porque la
disminución en este caso ha sido del 5,4%, por consiguiente se puede afirmar
sin temor a equivocarse que la crisis ha sido más intensa en nuestra Región. Si
atendemos a la distribución por sectores observaremos que el sector de la
construcción se ha dejado prácticamente la mitad de su PIB durante esos años,
1.900 millones de euros, y la industria manufacturera se ha dejado en el camino
240 millones de euros, la agricultura ha resistido, especialmente en los
últimos años, y gracias a ella la caída de la renta regional no ha sido mucho
mayor.
La segunda conclusión es
que desde el principio de la crisis en 2008, el PIB por habitante de España se
ha reducido el 6,6%, de 23.858 a 22.291 euros, mientras que la disminución en
nuestra Región ha ascendido al 11,4%. Pero, el mejor balance del modelo
económico made in Valcárcel, además
de la estadística de desempleados, es el dato que representa la renta
disponible bruta de los hogares murcianos que es casi un 20% menor que la media
de los hogares españoles.
La tercera conclusión a
la que podemos llegar con estos datos es que la crisis nos deja más
desigualdades, la remuneración de los asalariados ha pasado de representar el 49% del PIB regional al 46,6 en 2012, la
caída más acusada se ha producido desde 2010. Estos datos pondrían de
manifiesto que se está profundizando en el viejo modelo de crecimiento de la
economía murciana basado en salarios aún más bajos y precariedad laboral. Una
estrategia de estas características que perdure en el tiempo, profundiza las
desigualdades implicando que el consumo sea más pequeño y por ende un crecimiento aún menor, y genera una dinámica perversa por la que los
empresarios tienen muchos incentivos a competir únicamente bajando salarios y
abstrayéndose de los cambios tecnológicos y el papel del conocimiento. Por
tanto, si nuestro crecimiento no es inclusivo no será ni duradero ni
vigoroso.
La Región de Murcia
necesita de manera urgente que despleguemos una estrategia económica que
permita recuperar el terreno perdido durante tantos años, que permita aprender de los errores del
pasado, en definitiva, que tenga como objetivo no solamente competir más sino
competir mejor, no solamente crecer sino crecer creando empleo de calidad y
bien remunerado; ello implicaría retos para el corto y el medio plazo, entre las medidas a
implementar son ineludibles y urgentes las siguientes: que ningún proyecto
empresarial rentable se quede sin financiación; una reforma de la administración
regional que haga más eficiente la prestación de los servicios públicos
realizando una evaluación “ex – ante” y “ex – post” de todas las políticas de
gasto; un plan de lucha contra el fraude y la elusión fiscal para que paguen impuestos los que no
pagan y que ayude a hacer sostenible la financiación de los servicios públicos
fundamentales; incrementar la inversión en intangibles( I+D, educación,
formación de trabajadores y empresarios, digitalización de la información de la
empresa, etc) que tan buenos resultados está dando en los países que la han
realizado; la inclusión laboral de los jóvenes y parados de larga duración
movilizando recursos en formación y políticas activas de empleo; cambios en la
gestión de las empresas de forma que la toma de decisiones sea más
participativa e incluyente; y poner los medios para luchar contra la
pobreza.
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